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miércoles, 6 de julio de 2016

Me enamoré de la vida y no supe decirle que no

Me enamoré de la vida y no supe decir que no. No sabía dejar de sonreír. La vida no me daba lo que quería y aún así, yo insistía. En no parar, en no dejar, las oportunidades escapar. Porque sabía que lo que viene también se va. Que los errores suman, no restan jamás. Que es mejor hacer que deshacer. Y que jugar sin la red da miedo por si te viene un revés, pero merece la pena jugársela cuando decides creer. Me enamoré de la vida y aunque me daba la espalda, yo seguía en alza. Me enamoré de la vida y no supe decirle que no. La esperanza no se iba, cual amiga mía. Me enamoré de la vida. Me enamoré con todas las consecuencias. Nunca me arrepiento, que de perder, siempre estás a tiempo. Nunca me arrepiento de lo que hago sino de lo que dejo sin hacer, eso de lo que me acuerdo cuando cierro los ojos. Cuando no lo quiero ver. Me enamoré de la vida y me subí al tren. Me enamoré de la vida y es lo que quiero, es mi adrenalina.

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